El resultado ya todos lo sabemos, se convirtió en uno de los filmes más exitosos de ese año y por consiguiente se aprobó una secuela que Krasinski no quería aceptar, pero al final encontró una idea para regresar y expandir su universo. Un lugar en silencio: Parte 2 está completa y quienes la han visto alaban el resultado y aseguran que una tercera entrega será definitiva para cerrar el arco argumental que se ha planteado. Debido a la crisis del coronavirus, la película ha sido pospuesta y se estrenará el 4 de septiembre del 2020. Por lo pronto, vayamos calentando motores (en silencio, claro está) y conozcamos 10 secretos de la filmación de la primera entrega. ¿Vamos?
Krasinski sólo tuvo 36 días para rodar Un lugar en silencio por cuestión de presupuesto. Además tuvo que atenerse a lo estipulado y trabajar a marchas forzadas con el elenco para que todo quedara listo.
Contrario a lo que muchos pensarían, la última escena en filmarse fue con la que abre la película y se ve a la familia completa atravesar un puente. La razón: la barba de John debía lucir más corta de lo que se ve en el resto de la historia.
La película fue editada sin ningún sonido tanto en el primer corte como en el final. Es decir, la implementación de los diálogos, la música y más se hizo ya que la cinta estaba lista.
Paramount Pictures tuvo varias pláticas con Krasinski sobre hacer de Un lugar en silencio una secuela más de Cloverfield, pero al final desistieron y ahora tienen una franquicia más sólida y atractiva que la mencionada.
La increíble secuencia de la bañera en la que Emily Blunt está en labor de parto y escondida en una tina fue rodada en una sola toma.
El guion original de Un lugar en silencio sólo tenía un diálogo en toda la película, pero al final terminó por tener 25. ¿Los gritos y suspiros no cuentan o qué?
Las funciones de Un lugar en silencio provocaron una baja en la compra de palomitas para esas funciones. Los espectadores iban advertidos por lo que habían leído de la película y no querían hacer el menor ruido.
Millicent Simmonds (Regan Abbott) le sugirió a John que para su escena culminante con él cambiara el dialogo de “Te amo” por “Siempre te he amado”. El resultado: el director soltó en llanto.
John Krasinski estuvo a punto de no hacer la película ni protagonizarla. El género del terror no le atraía, pero el ver la historia desde el enfoque de la familia y su unión cambió de perspectiva.