Getting your Trinity Audio player ready... |
“Esta es una canción de rendición”, improvisa Bono en una versión acústica de ‘Bad’ (canción de U2 de 1984), uno de los puntos más destacados de su nuevo álbum, Songs of Surrender. En lugar de ser la canción emotiva sobre las muertes por heroína que estremeció a Live Aid hace casi 40 años, aquí se convierte en una balada acompañada por un violonchelo. Sus letras también cambian, transformando el tema en una reflexión sobre dejar de luchar contra el paso del tiempo, así como de la pérdida y la resignación que conlleva aquel proceso.
Esa sensación de mirar hacia atrás y sentarse a recapitular está presente a lo largo de Songs of Surrender, disco en el que la banda presenta versiones más relajadas y acústicas de canciones que ha publicado a lo largo de su carrera. La edición sencilla de 16 cortes es prácticamente una antología de sus más grandes éxitos, mientras que la expandida contiene 40 temas divididos en cuatro secciones, una por cada miembro del grupo.
Bajo la supervisión de The Edge y el productor Bob Ezrin, el resultado revierte una premisa clave de U2: la banda que se hizo leyenda al sacar el post-punk setentero de los clubes nocturnos para llevarlo a los estadios, se hace minimalista. Aquí se queda con la esencia más pura de sus canciones, las ralentiza y en ocasiones vuelve a escribirlas. Esto es U2 para una cafetería hipster. Puedes imaginarlos tocando ‘Sunday Bloody Sunday’ o ‘Who’s Gonna Ride Your Wild Horses?’ en una esquina de un café acogedor, donde te llevas una sorpresa grata con la voz poderosa de Bono.
U2 ya ha estado interesada en el concepto de la rendición por un tiempo ya, después de todo ‘I Will Follow’, su primer clásico lanzado en 1980, fue un himno vigorizante sobre la sumisión espiritual. Y sus trabajos más recientes, Songs of Innoncence (2014) y Songs of Experience (2017), incluyen reflexiones sobre su pasado.
‘I Still Haven’t Found What I’m Looking For’ es casi un reencuentro con Brian Eno y Daniel Lanios, sus productores de confianza que esta vez contribuyen en los coros. Pero en el resto del disco, las canciones adquieren nuevos matices. ‘The Fly’, el corte medio experimental de Achtung Baby (1991) que habla de lo idiotas que son los hombres, se convierte en un tema más sensual. Por otro lado, ‘Until the End of the World’, una de sus canciones más explícitamente cristianas, alcanza otro nivel de intimidad. ‘Stuck in a Moment You Can’t Get Out Of’, el tributo a su difunto amigo Michael Hutchence extraído de All That You Can’t Leave Behind (2000), resulta más conmovedor en su forma más sencilla.
Este es un álbum particularmente interesante para Bono y The Edge. La forma de cantar del vocalista ha cambiado abruptamente con el pasar de los años a medida que ha encontrado nuevos rangos, optando con frecuencia por un canto más melodioso que intenso. Canciones como ‘One’ o ‘Vertigo’ son una muestra de ello, pero The Edge es quien tiene una mejor presencia. A lo largo de los años, ha sido blanco de acusaciones respecto al exceso de dependencia que la música de U2 tiene en sus melodías simples y efectos de guitarra. En Songs of Surrender, te recuerda que estas son canciones sólidas que pueden ser reimaginadas sin tanta parafernalia.
Esa idea de U2 como una banda de gran espectro sonoro fue el tema de conversación entre el guitarrista y Bob Dylan por allá en los 80. Tal como The Edge lo recordó en alguna ocasión, “Una vez le dije a Bob Dylan, ‘Las personas van a estar tocando tus canciones por miles de años’, y él me respondió, ‘Hombre, también van a escuchar sus canciones, solo que nadie sabrá cómo tocarlas’”. Este álbum muestra lo universal y asequible que puede ser sentarse a interpretar las canciones de U2.