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Que el 75 por ciento del consumo de música -según lo indica un amplio informe elaborado por Capif, sobre 2023- pase por lo digital no es algo que, a estas alturas, pueda asombrar al alguien. Raro sería que, ya bien entrada la tercera década del siglo XXI, los formatos físicos como el vinilo, el CD o el casete fueran los motores de la industria de música grabada. Pero lo que llama la atención de este informe es que el 53 por ciento del consumo de música del último año ha sido sobre repertorios locales. Es decir: de música producida en la Argentina por músicos argentinos.
Si bien es cierto que hay artistas internacionales de fama mundial que acaparan la atención por oleadas, especialmente en plataformas digitales, no llegaron a superar a los nacionales en el consumo de música durante el último año. Ese 53 por cierto representa al catálogo de música argentina. Estos datos van en línea con informes publicados meses atrás por diario LA NACION, sobre la música en vivo, que durante los próximos ocho meses tendrá dos grandes festivales protagonizados casi de manera excluyente por artistas de nuestro país: Buenos Aires Trap, en diciembre, y Quilmes Rock, en abril de 2025.
En cuanto a las cifras, el 75 por cierto de los ingresos de la industria son por ventas digitales, el 16 por derechos de comunicación al público, el 8 por ventas en formato físico y el 1 por ciento restante por sincronización (uso de música en publicidad, películas y televisión). Respecto de ese caudal principal de ingreso, Argentina se ubicó muy por encima del promedio mundial, de 67,3 por ciento.
Los elegidos
El informe también detalla qué géneros fueron los preferidos según el rango etario de los consumidores: “La diversidad de géneros musicales preferidos en la Argentina varía considerablemente entre grupos de edad. El reguetón destaca como el más popular entre los jóvenes de 16 a 24 años, aunque su audiencia disminuye con los grupos de mayor edad, bajando a solo el 7% en el rango de 55 a 64 años. El trap muestra una tendencia similar”.
Los que se pusieron al frente del ranking anual fueron Ke Personajes, FMK y el productor Big One, con el tema “Un finde”. En el top ten aparecen Luck Ra, María Becerra, Milo J, Taiu y Emilia, entre otros.
“La industria musical Argentina está viviendo un momento histórico, no solo por al alto consumo que hoy tiene nuestra producción en el país sino también por la fuerte presencia de nuestros artistas tanto en charts globales como en giras internacionales. Tenemos por delante el gran desafío de potenciar y sostener este crecimiento de nuestra música y artistas en los próximos años, allí debemos tener nuestro foco”, dice Damián Amato, presidente de Sony Music para América del Sur, envalentonado frente a los números del último año.
Por su parte, Luis Estrada, Presidente de Universal Music para la región Cono Sur, hace foco en la diversidad: “El momento artístico de la Argentina es muy poderoso. Su extraordinario talento a nivel de canciones y artistas geniales es histórico, pero su actual diversidad tan amplia de estilos, más la recurrente presencia de ritmos populares en las listas y que hoy muestran cada vez mayor colaboración entre géneros -como sucedió con la electrónica global en la década pasada-, proyecta un futuro brillante a nivel internacional. Uno que va más allá de los charts, uno que va más allá de los charts y trasciende a la cultura.”
En el registro de los últimos cuatro años, el consumo en streaming de música argentina aumentó un 241 por ciento. “Actualmente, el pop latino y la cumbia son dos de los géneros que mayor fuerza le dan a la escena local, junto con otros géneros que han ido surgiendo en los últimos tiempos y han sido gratamente recibidos por la audiencia argentina, como el RKT y el Flow BR”, asegura Guillermo Castellani, responsable del Warner Music para el Cono Sur.
La inteligencia artificial bajo la lupa
Hace dos décadas, la industria de la música, todavía sostenida en alto porcentaje por la producción en soporte físico, veía un agujero negro legal en la producción de música digital y en los mecanismos para poder acceder a derechos de comercialización y propiedad intelectual. Una vez que eso estuvo solucionado (o, en realidad, encaminado) con las plataformas digitales de música, apareció otra piedra en el zapato. Por ahora no se la presenta como tal, pero, en cierto modo, lo es. La Inteligencia Artificial es una herramienta con potencial y, al mismo tiempo, un arma de doble filo porque podría correr definitivamente al artista del centro de la escena creativa.
La cuestión legal, además, es la que preocupa a la industria. Así lo explica en este informe Javier Delupi, Director Ejecutivo de Capif: “La Inteligencia Artificial es un campo en constante evolución que plantea desafíos y oportunidades para la creatividad humana. A medida que se entrelaza con nuestras vidas cotidianas, es crucial considerar sus riesgos y ventajas desde una perspectiva ética y legal, entre otros campos, en los derechos de los creadores. Tiene la capacidad de generar expresiones y contenidos novedosos, como en la música, pintura y literatura, algunas veces tomando como referencia obras existentes o -en otros casos- a partir de la ‘nada’. Sin embargo, carece de respiración y latido propios y no refleja los impulsos vitales de un artista reaccionando ante el mundo que lo rodea, no tiene correlato con un visión o vivencia”.