Este jueves se estrenó La Corazonada, la primera película original de Netflix producida en la Argentina. El filme, protagonizado por Luisana Lopilato y Joaquín Furriel y dirigido por Alejandro Montiel, está basado en la novela de Florencia Etcheves, “La virgen de sus ojos”. El elenco lo completan reconocidas figuras como Rafael Ferro, Maite Lanata, Juan Guilera, Abel Ayala, Sebastián Mogordoy, Delfina Chaves y Marita Ballesteros, entre otros.
Manuela “Pipa” Pelari (Lopilato) -personaje que ya conocimos en el filme Perdida– es una joven policía que está dando su primeros pasos como investigadora. Francisco Juanez (Furriel) es un controversial inspector de la división de homicidios y es el jefe de “Pipa”. Juntos tendrán que resolver el violento asesinato de Gloriana (Chaves), una chica de 19 años, cuya principal sospechosa es Minerva (Lanata), la mejor amiga de la víctima. En paralelo, Pelari tendrá la difícil tarea de investigar, en secreto, el crimen de un joven en el que Juanez parece ser culpable.
En una entrevista con Teleshow, Furriel habló del desafío de hacer esta película -que se podrá ver en casi 200 países-, de la nueva generación de actores y de cómo imagina las grabaciones cuando termine la cuarentena.
—Es una historia con un argumento fuerte, que mantiene al público expectante en todo momento. ¿Cómo fue componer este personaje tan particular?
—En principio trabajando previamente en ensayos, con el equipo creativo de la película. Y después debo decir que el guión de este personaje estaba muy bien estructurado, muy bien presentado. Entonces lo único que tenía que hacer era concentrarme en los textos, porque tengo muchas escenas con un lenguaje muy técnico. Y la única forma de hacerlo bien es repetirlo y repetirlo, porque debía mostrar seguridad en muchas de las escenas que son como enseñanzas a Pipa (Lopilato). Algo que me pareció interesante de mi personaje esa rigidez que tiene y cómo se ve afectada tras la muerte de su esposa. Es una persona que está atravesando un momento dificil de su vida y que ve cómo se le empieza a complicar.
—En el inicio de la película tu personaje expresa tener una “corazonada” que lo lleva a descubrir un caso. ¿Pensás que hay momentos en los que conviene dejarse guiar por una corazonada y dejar de ser un poco racional?
—Creo que todos los personajes en un punto se manejan por una corazonada, creo que eso es lo interesante. Está asociado a algo muy intuitivo, con el instinto y creo que al corazón, a veces, hay que escucharlo. Muchas veces uno se dice “Yo sabía que me iba a pasar esto”, eso significa que una vez tuviste una voz interna que te avisaba que te iba a pasar eso que finalmente ocurrió, pero no la escuchaste, la silenciaste, seguiste igual, pensando que tenías que tomar una decisión más racional y ahí te preguntás “¿qué pasó?”. Por eso me parece que a pesar de que la razón siempre tuvo mejor prensa que la intuición, creo que en los tiempos que estamos viviendo, la intuición es algo esencial y necesario. Así que ¡bienvenidas las corazonadas! y veamos qué nos dicen.
—La película se estrena en un momento extraño, distinto, por todo lo que está pasando con la pandemia del COVID-19 y la cuarentena, ¿cómo te sentís con eso?
—Me pasan varias cosas, primero me parece increíble que esta sea la primera película argentina hecha por Netflix, que se va a ver en 190 países, y que permitirá que muchísima gente pueda observar cómo hacemos ficción nosotros. Sin embargo me cuesta haber pasado el estreno sin estar junto a toda la gente que trabajó para la película, se hace habitualmente.
—Este estreno en 190 países, ¿te permite soñar con llegar a Hollywood y/o que se te abran las puertas de nuevos mercados?
—No, yo nunca trabajé con ese objetivo. En el conservatorio una vez un profesor me dijo: “El trabajo genera trabajo”. Y creo que ahí también uno se hace camino. Uno decide donde estar y dónde no estar. Y con el tiempo hice una película, empecé a trabajar en España que es un mercado que me encanta, que la paso muy bien , lo siento como propio, lo disfruto y me adapto muy bien. Tuve la oportunidad de trabajar con actores de diferentes nacionalidades, que trabajan en Francia o mismo en Hollywood, y no me siento ni diferente ni incómodo a la hora de trabajar con ellos. Estoy muy contento trabajando en la Argentina, en América o en España. No sé si dejaría todo para irme a Los Ángeles para intentar algo, que ni siquiera sé qué es ese algo. Probablemente no sean tan atractivos como los personajes que me toca interpretar acá, no sé. La corazonada me dice que lo que estoy eligiendo me va muy bien (risas).
—¿Cómo fue el trabajo con las actrices más jóvenes, que forman parte de otra generación, como el caso de Delfina Chaves y Maite Lanata?
—Con Maite trabajé mucho en “El jardín de Bronce” (HBO) así que la conozco muy bien como actriz. A mí me encanta cómo es y la verdad es que está genial en la película. A Delfina no la conocía mucho como actriz pero también está genial, es una generación que me gusta mucho. Los jóvenes de hoy cambiaron la manera de consumir entretenimiento y eso hizo que mejore la calidad de las series y las películas. Esto generó que los actores tengan que tener cada vez más y mejores herramientas. Me gusta mucho trabajar con esta generación y poder ver cómo van creciendo. Son muy talentosos. Te diría que es una generación maravillosa.
—Volviendo al coronavirus, ¿cómo ves el trabajo de los actores a corto plazo? Más que nada por el contacto físico que suelen tener en las escenas…
—Honestamente no tengo mucha energía para pensar cómo va a ser. No lo puedo imaginar porque sería asumir que vamos a vivir en permanente estado pandémico. Me gustaría pensar más en que va a aparecer una cura, que esto se va a detener y la vida va a ser bastante cercana a lo que veníamos haciendo antes de la cuarentena.