
Quien se anime y tenga en su cuenta bancaria unos tres millones de dólares puede convertirse en el próximo dueño de Loftus Hall, una mansión ubicada en Irlanda que es reconocida en el mundo por sus fantasmas y por los hechos paranormales que, según varios testigos, sucedieron allí en el pasado.
Los irlandeses la conocen como «la casa más embrujada del país». Así lo informó hace unos días el periódico Irish Examiner.
La icónica construcción gótica funciona hoy como un centro de atracción turística para los amantes del terror, que pueden contratar alguno de los recorridos después del atardecer por el interior de la inmensa propiedad y relajar los nervios después en sus deslumbrantes jardines. Ubicada en la península de Hook, en Wexford, cuenta con 22 ambientes y playa privada.
Aidan Quigley, su actual dueño, la compró en 2011 por solo 730.000 dólares, la restauró y la abrió a los entusiastas de los fantasmas que, a esta altura, representan un interesante valor económico. Si bien circulan varias historias de apariciones en la mansión, la más terrorífica es la que relata la visita del mismísimo Lucifer.
En 1170 se construyó el primer castillo.Unos 200 años después, durante la peste negra, el edificio original fue reemplazado por una construcción nueva bautizada como Redmond Hall. Alrededor de 1650, la familia vendió la propiedad a los Loftus por lo que la mansión adquirió su actual nombre.
Aquí comienza la leyenda. Lady Loftus, heredera del lugar, vivía allí con su esposo, Lord Tottenham, y sus hijas, entre ellas, la joven Anne. Cuentan que hacia 1700 una tormenta en el mar trajo arrastró a un extraño caballero a la playa de la propiedad.El hombre se acercó a la casa para pedir refugio y ayuda debido a que su barco se había arruinado con el temporal.
La familia lo recibió y lo invitó a pasar unos días allí. De acuerdo con el relato publicado en el sitio web del lugar, la joven Anne se enamoró del forastero hasta que una noche, mientras jugaban a las cartas, dejó caer una al suelo y, cuando se inclinó para levantarla, descubrió que el hombre tenía pezuñas en lugar de pies. La leyenda asegura que en ese mismo instante el caballero voló hacia el techo convertido en una bola de llamas y desapareció.
Después de la experiencia, la pobre Anne perdió sus cabales y, tal como era la costumbre de la época, la familia la encerró en una habitación hasta su muerte. Sin embargo, numerosos sirvientes y familiares aseguraron haberla visto vagando por los pasillos de la mansión. Un sacerdote exorcizó la casa pero, según la leyenda, la energía oscura todavía sigue habitando el lugar.
Quigley, le dijo a la publicación Mansion Global que prefiere vender la propiedad sin intermediarios: «Loftus Hall es más que una casa, es un negocio y parte de la historia». Además, señaló que el lugar podría convertirse en un «fantástico e intrigante hotel».