A principios de este mes, la Fundación Orejitas Callejeras anunciaba que llegaba a su fin. “No dábamos abasto con tantos casos que nos llegan de animales en un estado terrible de abandono”, afirmó Bárbara Artero, una de las fundadoras.
Antes de decirlo, había mirado los números de una deuda que no paraba de crecer: $145.000 en la veterinaria Casa Campo, $41.000 pesos en la Pensión y $5.400 en la veterinaria Lola Polola. En total, el monto ascendía rozaba los $200.000. Y era el acumulado de sólo en un mes; una cifra inalcanzable para el grupo de jóvenes que la creó hace dos años por su amor a los animales. O eso parecía.
La fundación lanzó una campaña en redes sociales para recaudar fondos y poder continuar con los rescates de los miles de animales que viven en situación de calle en la provincia. #YoDonéOrejitas fue el hashtag que en pocos días se hizo viral. Cientos de personas colaboraron con premios y dinero por la causa. Entre tantos mensajes, les llegó por Facebook uno muy particular.
“Una persona nos preguntó cuánto debíamos y en dónde estaba cada deuda; después nos dijo si habíamos visto ‘Los simuladores’”, explica Barbi, que todo el tiempo pensó que era una broma. “Nos dijo que le diéramos 24 horas y no volvió a contestar”, agrega. La referencia que escuchó evocaba al programa de la televisión argentina de hace casi dos décadas, donde cuatro personas, mediante distintos operativos y acciones, resolvían los problemas de gente común.
Del otro lado de la ciudad, Natalia Leguizamón, estaba atendiendo el mostrador de la veterinaria Casa Campo. “Llegó un hombre alto, de traje, muy bien vestido. De una bolsa de cartón sacó el dinero y pagó toda la deuda de Orejitas”, Natalia miró a sus compañeros sin dar crédito de lo que había sucedido. “Le pedí su nombre para anotarlo y avisarle a las chicas pero me dijo que no iba a darlo; se dio la vuelta y se fue”, precisa la empleada del local.
ANÓNIMO. La deuda figura como cancelada en la veterinaria Casa Campo.
El donante misterioso hizo lo mismo en la Pensión y en la veterinaria Lola Polola. “Para nosotras es una Orejita Callejera caída del cielo porque no entendemos tanta bondad”, explica Artero y comparte: “contamos esto porque si bien en las redes tratamos de visibilizar el abandono y las cosas malas, también está bueno que se sepa que todavía queda gente buena”.
El pago fue el comentario por días entre los compañeros de la veterinaria. “Quedamos muy sorprendidos, mucha gente hace donaciones para esta fundación y para otras pero nunca de esta categoría”, sigue Natalia. “A diario son muchas las mascotas que ellas traen en condiciones lamentables. Este es un gesto enorme tanto para las chicas como para todas las mascotas que ellas rescatan”, cuenta, aún sorprendida.
El Simulador tucumano dijo que lo hacía porque ama a los animales. Desde el anonimato y sin pedir nada a cambio, nos demuestra que lo que importa es la causa y no el crédito. Que su ejemplo y su generosidad nos muevan a todos.
Castrar salva vidas
Con el resto del dinero recaudado (más de $500.000), la Fundación realizará campañas de castraciones masivas. “Actualmente vemos que en nuestra provincia son ineficientes las castraciones que realizan los municipios”, explica Virginia Villalba, otra miembro de Orejitas.
El operativo se concentrará primero en el barrio Manantial Sur, el cual identifican como un lugar de muchísimo abandono. “Los vecinos se comprometieron a colaborar con los tránsitos de las mamás, que son fundamentales para el postoperatorio”, cuenta Virginia.
Desde la organización insisten en remarcar que el abandono y la indiferencia no son exclusivos de un barrio o de una ciudad sino que están presentes en cada rincón de la provincia. “Invitamos a los vecinos de otras zonas a que se sumen y que nos escriban por redes para poder bajar la población de animales en situación de calle”, sintetiza.
Si querés colaborar con la fundación comunicate por Instagram a @orejitascallejeras o por Facebook a Orejitas Callejeras.