Hay un vínculo entre las enfermedades respiratorias y la alimentación. Si la dieta no es la adecuada, tanto si se asocia a un cuadro de sobrepeso u obesidad como a un cuadro de desnutrición, puede influir notablemente en la evolución del COVID-19.
«Las enfermedades virales, como la que estamos viviendo con el nuevo coronavirus, generan procesos inflamatorios en dónde se produce un daño en los tejidos, en los órganos. La inflamación es una respuesta del cuerpo ante un proceso que lo daña, generando que se usen diferentes nutrientes para que pueda defenderse de lo que le está pasando», explica a Con Bienestar la licenciada Lorena Magnifico (M.N. 5.940), miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).
Aunque alrededor del 80 por ciento de los pacientes infectados desarrollan la enfermedad de forma leve, se estima que entre el 6 y el 10 por ciento de los pacientes necesita hospitalización, especialmente en unidades de cuidados intensivos (UCI).
«Estos pacientes que se encuentran en una situación grave, requiriendo asistencia respiratoria mecánica, reciben sus nutrientes a través de nutrición enteral, que se administra por medio de una sonda que va directo de la nariz al estómago. ¿Por qué pasa esto? ¨Porque el paciente necesita tener la boca libre para el tubo que va directo a sus pulmones y lo ayuda a respirar», detalla la licenciada Leticia Peralta (M.N. 4.866), especialista en nutrición.
Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), el desequilibrio nutricional perjudica la función de los músculos respiratorios: disminuye la masa muscular y el diafragma alterando su capacidad de contraerse.
«Poder reducir la inflamación colaborando de forma conjunta con el personal médico mejora la mecánica respiratoria, logrando desvincularlo del respirador, o sea desconectar al paciente de la máquina y que empiece a respirar por sí solo», señala Peralta.
«Otra cosa que debemos tener en cuenta es lo que nos reflejaron las últimas encuestas de factores de riesgo cardiovascular: la población argentina tiene una alta incidencia de sobrepeso. Lo que conlleva que esta población también sea de riesgo», coinciden las especialistas.