Las plantas medicinales son parte de nuestra historia familiar y social. ¿Cuántas abuelas no han curado el dolor de estómago de sus nietos con una taza de té de manzanilla? Sin embargo, a veces resulta difícil acudir al mercado o encontrar quien venda estas hierbas. Razón por la que es importante contar con una maceta medicinal, algo así como un botiquín natural.
Para empezar este huerto medicinal necesitas…
Tener una maceta grande (60 centímetros de altura y 50 de centímetros de ancho aproximadamente), con un buen drenaje. Además de tierra nueva, si es posible que sea una combinación de hoja y negra. Y lo más importante, procura que el espacio donde la coloque cuente con ocho horas de sol, si excede pude secar tus plantas.
¿Qué plantas puedes combinar?
Diente de león
Aporta hierro y calcio, estimula la actividad hepática, elimina las toxinas y aumenta el flujo de la bilis.
Siembra la planta directamente en la tierra, con una separación de cinco centímetros de otra. Además, procura que el suelo se mantenga húmedo.
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Menta
Mejora la digestión, alivia dolores de cabeza y es un excelente descongestionante.
Se multiplica con mucha velocidad, por lo que debes de podar continuamente. En invierno es recomendable cortar la parte superior. Puedes sembrar la planta o cultivar desde semilla, si es la última procura que el suelo tenga suficiente nutrientes.
Salvia
Mejora la cicatrización, ayuda a reducir problemas estomacales como diarrea y vómito, y reduce la inflamación bucal.
Las semillas las debes plantar frescas (mínimo tres). Una vez que crezca la planta, coloca junto al tallo un palito o alambre para evitar que se rompa.
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Tomillo
Tiene propiedades antioxidantes, antisépticas y antiespasmódicas. También contribuye a combatir la bronquitis y el asma, además de aliviar los síntomas de infección de boca y oído.
Para cultivar, solo necesitas entre tres a cuatro plantas de seis a 10 centímetros. Colócalas juntas pero debes asegurarte en colocarles abono una vez a la semana.
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Romero
Puede ser un increíble tónico para el cabello, reduce la oleosidad de la piel y estimula la memoria.
Para cultivarlo solo requieres unas ramitas, mismas que puedes poner en agua por unas semanas, cuando las raíces crezcan puedes trasplanta a tu maceta.
Ahora que ya sabes cómo cultivar una maceta medicinal, los achaques serán tus últimas preocupaciones.