“¡Shazam! Furia de los Dioses”, de David F. Sandberg. Crítica.

Comienza el film y estamos en Atenas (Grecia), donde dos mujeres con poderes sobrehumanos irrumpen en el Museo de la Acropolis para robar un báculo mágico. Luego de una escena de acción que no termina para nada bien para la gente que visitaba el museo en ese momento, las mujeres van en busca del Mago de Shazam de la película anterior, a quien obligan a que le devuelva la magia al báculo.

Por su parte, vemos al joven Billy Batson quien, en secreto, es Shazam (Zachary Levi). Billy intenta ser guiar a sus hermanos adoptivos y hermanas adoptivas para trabajar en equipo y ser los superhéroes y las superheroínas que su ciudad, Filadelfia, necesita. La familia Shazam aún está en el proceso de aprendizaje para compartarse como superhéroes/heroínas adultos/as y hacen malabarismos entre la vida adolescente y sus alter-egos.

Pronto descubriremos que las dos mujeres, en realidad son las Hijas del dios griego Atlas, y quienes con una tercera hermana serán las antogonistas de la familia Shazam. Las tres son diosas antiguas y vengativas e irán en busca de la magia que les robaron hace mucho tiempo.

¿Qué tiene que ver esto con la familia Shazam? La magia que le otorga los poderes a Billy y a sus hermanos y hermanas viene de los dioses griegos, sin dudas este será el disparador de una gran disputa entre ambas familias, que se enfrentarán en una batalla épica por sus superpoderes, sus vidas y el destino de su mundo…

Con su tono relajado, bastante cómico y definitivamente familiar, esta segunda entrega de ¡Shazam! nos habla de la relevancia de permanecer junto a la familia y a nuestros seres queridos. En este sentido es un film que nos recuerda la importancia de la confianza mutua para construir vínculos y pone en evidencia que solo es posible luchar contra las adversidades si crecemos juntos/as, puesto que solo así podemos llegar a ser más fuertes. Al mismo tiempo que veremos a la familia Shazam a través de una aventura mágica y épica, notaremos cómo Billy deberá aprender a confiar en sus hermanos/as y cómo ellos/as deberán comprometerse con sus acciones y con la humanidad. Cabe destacar que, pese a ser un film en el que resulta crucial el tema de la familia, Billy como Shazam no pierde su individualidad como superhéroe en un género como lo es el superheroico. El personaje lograr construir su propio camino, madura y se descubre a sí mismo.

La narrativa visual de “¡Shazam! Furia de los Dioses” se construye a través de una atmósfera en la que la magia, la mitología griega, y la ternura resultan centrales. Al respecto, veremos desde libros voladores, puertas mágicas, dragones, árboles irreales y escenarios imposibles, a trucos visuales hipnóticos en los que la ciudad de Filadelfia se verá completamente sacudida debido a las antagonistas. Estéticamente, mientras en el mundo mágico en el que se zambulle constantemente Billy y su familia predominan los tonos marrones que contrastan con los trajes de sus alter-egos, el mundo real, parece más colorido y diverso. En un punto, ambos mundos se tocarán, por lo que los aspectos tan diferentes de ambos mundos nos permitirán descubrir matices cromáticos que se entremezclarán para volverse una experiencia visual única. Toda la película maneja un CGI y efectos especiales acertados, capaces de otorgarle epicidad a las escenas de acción que requiere una aventura de este calibre. La música de todo el film es bastante épica y la diversidad de planos y planos secuencias que se utilizan, resultan acertados, por lo que terminan de moldear el entorno mágico que precisa el film.

De lo expuesto, “¡Shazam! Furia de los Dioses” es una comedia chistosa y dinámica, que debido a los temas que aborda -la confianza, la familia y la importancia de permanecer juntos/as- resulta adecuada tanto para toda la familia. Sin dudas, esta segunda parte tiene mucho corazón, por lo que hará que tanto chicos/as como adultos/as pasen un momento muy agradable y entretenido.